Columna tomada de El Colombiano / 16 de diciembre de 2017
El próximo jueves se inaugura en el Museo Casa de la Memoria una importante y novedosa exhibición, Medellín|es 70, 80, 90, es una reflexión sobre la resistencia heroica de muchos ciudadanos anónimos contra el narcotráfico y su cultura.
En estos días tuve el honor de visitar en preestreno la exhibición, acompañado por la directora Adriana Valderrama y su equipo. Las instalaciones no estaban todavía terminadas, pero lo que vi fue suficiente para emocionarme, y casi ponerme de rodillas ante la heroica resistencia y resiliencia de los demás frente a una mafia que ha agobiado y humillado a esta ciudad.
Qué bueno entonces que finalmente cuando en esta ciudad se habla de narcotráfico, los referentes culturales no sean Pablo Escobar o Popeye, sino los héroes que para luchar contra este cáncer han sacrificado hasta su vida. Por esto, esta exhibición es también un acto de justicia y de verdad.
Además, esta exhibición es también un evento educativo, porque haciendo memoria de lo que ha quedado olvidado y ha sido negado, Medellín puede tomar conciencia de que en esta ciudad existe un repertorio significativo de prácticas culturales, de experiencias y de valores que sugieren cómo esta ciudad puede transitar de una cultural de la ilegalidad (que es cultura mafiosa) a una cultura de la legalidad. Porque no hay que negarlo, en esta ciudad ha habido muchas mejorías y avances, pero de lo que Medellín todavía tiene que emanciparse es de una cultura mafiosa que aun la permea y la condiciona.