A mí me pusieron dos revólveres acá, porque yo tenía una camiseta que decía “Grupo juvenil. No matarás en nuestro nombre” y quebraba el arma. Uno me puso un revólver y el otro acá. A mí todo se me hizo agua. Pero yo saqué valor. –¿Esa camiseta qué quiere decir? –Es una apuesta política y yo por esta apuesta doy la vida. –¡Quitátela! –No me la puedo quitar porque me queda aquí, quítemela usted que yo no me la voy a quitar. Yo los miré a los ojos a los dos y se fueron.

María Aidé Pulgarín
> Participante de grupo focal,​ ​barrio Manrique

Uno crece con ese temor. Uno va por algún lado, ​quién me sigue, quién me mira
​ , y es donde está la cultura, se va criando la familia en una cultura de temores y de miedos. Por eso dije yo: –Me voy a recorrer esta comuna, a conocer mi territorio, a reconocer las personas, quiénes son las que viven, quiénes son las que llegan, cómo llegan, de dónde vienen. Entonces yo decidí ir a aprender para ser una mujer muy abrazadora, una mujer muy resiliente de tantos temores, de tantos miedos. Que eso también tiene su proceso, eso no es de la noche a la mañana que uno va dejando todo.

Ya salíamos a hacer caminatas; nos reuníamos las 25 madres comunitarias a hacer comparsas, hacer eventos, salir con los niños y mostrar la otra cara de que no queríamos violencia. Queríamos la paz, queríamos mirar los niños, porque los niños eran el futuro.

Empezaban a enredarlo a uno: –Vea, lo que pasa es que a las niñas modelos a veces las invitan a lugares especiales, les pagan muy bien, pero usted tiene que hacer todo lo que le digan. Pero como yo no era boba, yo decía: –¿Sí?, ¿lo que le digan? Eso no es para mí. Entonces yo ya dejé ese lado porque me decían que todas las modelos tenían que pasar por las manos de no-sé-quién y yo: –De malas, yo no voy a pasar por las manos de nadie. Sigo trabajando y listo.